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El Quercus pyrenaica, conocido como rebollo o melojo, es un árbol caducifolio de la familia Fagaceae que alcanza alturas entre 15 y 25 metros. Presenta una copa amplia y densa con hojas lobuladas profundamente divididas, de color verde oscuro en el haz y más claras en el envés, con una textura pelosa característica. Es una especie nativa de la Península Ibérica, el sur de Francia y el norte de Marruecos, adaptada a climas atlánticos y mediterráneos con influencia húmeda. Su ma dera, aunque menos resistente que la de otros robles, es apreciada como combustible y para usos rurales, mientras que su papel ecológico es fundamental, al ofrecer hábitat y alimento a numerosas especies.
El cultivo del rebollo se da en suelos ácidos, pobres en cal y bien drenados, especialmente en zonas montañosas con precipitaciones abundantes y temperaturas moderadas. Es una especie resistente al frío, pero más exigente en agua que otros robles mediterráneos, por lo que se desarrolla mejor en áreas con humedad constante. Se planta generalmente en otoño o primavera, en lugares soleados o con sombra parcial. Aunque es de crecimiento lento, requiere poco mantenimiento una vez establecido. Durante los primeros años puede necesitar riegos regulares en climas secos y protección frente al ramoneo de herbívoros. Es ideal para reforestación en áreas degradadas por su resistencia y capacidad de regeneración natural.
