1. Realiza una prueba de sensibilidad: Antes de usar un sérum nuevo, aplica una pequeña cantidad en el antebrazo y espera 24 horas para detectar posibles reacciones alérgicas, como enrojecimiento, picazón o irritación. 2. Lee las instrucciones del fabricante: Sigue siempre las recomendaciones específicas del fabricante sobre la cantidad de producto y la frecuencia de uso. Algunos sérums tienen concentraciones altas de ingredientes activos que podrían irritar la piel si se usan en exceso. 3. Evita el contacto con los ojos y mucosas: Los sérums no están diseñados para ser aplicados cerca de los ojos, boca o dentro de la nariz, a menos que sea indicado específicamente. 4. Usa protector solar: Si tu sérum contiene ingredientes como retinoides, ácidos (glicólico, salicílico) o vitamina C, puede aumentar la sensibilidad de tu piel al sol. Usa protector solar para prevenir quemaduras y daños. 5. No mezcles productos sin conocimiento: Algunos ingredientes pueden ser incompatibles y provocar irritación. Consulta a un dermatólogo o investiga las combinaciones seguras antes de mezclar productos en tu rutina. 6. No usar en piel irritada o lesionada: Si tienes heridas, quemaduras o irritación, evita aplicar el sérum hasta que tu piel esté completamente recuperada. 7. Conserva en un lugar adecuado: Guarda el sérum en un lugar fresco y seco, lejos de la luz directa del sol y el calor, para mantener su efectividad y evitar la oxidación. 8. Aplica una cantidad moderada: Más no siempre es mejor. Usar demasiado sérum puede causar reacciones adversas o irritación. 9. Suspenda su uso ante reacciones adversas: Si experimentas enrojecimiento, ardor, descamación o cualquier reacción inusual, suspende su uso y consulta a un dermatólogo. 10. Consulta a un profesional: Si tienes dudas sobre qué sérum usar o cómo combinarlo con otros productos, busca asesoramiento de un dermatólogo para personalizar tu rutina.