Los jugadores tienen que aumentar su población, fabricar artesanía, pintar murales en las cuevas, levantar megalitos para los dioses y (sobre todo) sobrevivir a los rigores de las estaciones. Para ello, tienen que explorar el territorio circundante y adaptarse a los recursos de que disponen.
Este territorio difiere en cada partida gracias a las losetas modulares. En cada ronda, los jugadores tienen que programar sus acciones y luego llevarlas a cabo. Las acciones variarán en función de los recursos disponibles, su abundancia o escasez alrededor de su aldea, y también en función de las acciones y reacciones de lo que hayan elegido otros jugadores.
A medida que pase el tiempo, los recursos se agotarán y los clanes deberán emigrar para encontrar lo que necesitan para su desarrollo y supervivencia.
En cada clan, los jugadores tienen un líder que aporta múltiples bonificaciones y un chamán que permite realizar acciones poderosas y únicas gracias a sus conocimientos y magia.